Como asesor financiero personal con CFA de tercer nivel, es importante comprender que los estados financieros de una empresa, como el balance general, el estado de resultados y el estado de flujos de efectivo, son una fuente clave de datos para analizar el valor de inversión de sus acciones. Tanto los inversores en acciones que deciden hacerlo por sí mismos como aquellos que siguen la guía de un profesional de inversiones no necesitan ser expertos analíticos para realizar un análisis de los estados financieros. Actualmente, existen numerosas fuentes de investigación independiente sobre acciones, tanto en línea como en formato impreso, que pueden hacer el “análisis de números” por ti. Sin embargo, si deseas convertirte en un inversor serio en acciones, es imprescindible tener una comprensión básica de los fundamentos del uso de los estados financieros. En este artículo, te ayudaremos a familiarizarte más con la estructura general del balance general.

La Estructura de un Balance General

El balance general de una empresa se compone de activos, pasivos y patrimonio. Los activos representan cosas de valor que una empresa posee y tiene en su posesión, o algo que se recibirá y se puede medir objetivamente. Los pasivos son lo que una empresa debe a otros: acreedores, proveedores, autoridades fiscales, empleados, etc. Son obligaciones que deben pagarse bajo ciertas condiciones y plazos. El patrimonio de una empresa representa las ganancias retenidas y los fondos aportados por sus accionistas, quienes aceptan la incertidumbre que conlleva el riesgo de propiedad a cambio de lo que esperan que sea un buen rendimiento en su inversión.

La relación entre estos elementos se expresa en la ecuación fundamental del balance general:

Activos = Pasivos + Patrimonio

El significado de esta ecuación es importante. En general, el crecimiento de las ventas, ya sea rápido o lento, dicta una base de activos más grande: mayores niveles de inventario, cuentas por cobrar y activos fijos (instalaciones, propiedades y equipos). A medida que los activos de una empresa crecen, sus pasivos y/o patrimonio también tienden a crecer para que su posición financiera se mantenga equilibrada.

Cómo los activos son respaldados, o financiados, por un crecimiento correspondiente en cuentas por pagar, deudas y patrimonio, revela mucho sobre la salud financiera de una empresa. Dependiendo de la línea de negocio de una empresa y las características de la industria, poseer una mezcla razonable de pasivos y patrimonio es un signo de una empresa financieramente sana. Mientras que puede ser una visión excesivamente simplista de la ecuación contable fundamental, los inversores deberían ver un valor de patrimonio mucho mayor en comparación con los pasivos como medida de calidad de inversión positiva, ya que poseer altos niveles de deuda puede aumentar la probabilidad de que una empresa enfrente problemas financieros.

Formatos de Balance General

Las convenciones contables estándar presentan el balance general en uno de dos formatos: el formulario de cuenta (presentación horizontal) y el formulario de informe (presentación vertical). La mayoría de las empresas prefieren el formulario de informe vertical, que no se ajusta a la típica explicación en la literatura de inversión del balance general como teniendo “dos lados” que se equilibran.

Ya sea que el formato sea de arriba hacia abajo o lado a lado, todos los balances generales se ajustan a una presentación que coloca las diversas entradas de cuenta en cinco secciones:

Activos = Pasivos + Patrimonio

  • Activos corrientes (a corto plazo): elementos que se pueden convertir en efectivo en un año
  • Activos no corrientes (a largo plazo): elementos de naturaleza más permanente

Como activos totales estos son igual a

  • Pasivos corrientes (a corto plazo): obligaciones vencidas en un año
  • Pasivos no corrientes (a largo plazo): obligaciones vencidas más allá de un año

Estos totales de pasivos más

  • Patrimonio de los accionistas (permanente): inversión de los accionistas y ganancias retenidas

En las secciones de activos mencionadas anteriormente, las cuentas se enumeran en orden descendente de su liquidez (cuán rápido y fácilmente se pueden convertir en efectivo). De manera similar, los pasivos se enumeran en el orden de su prioridad de pago. En la presentación financiera, los términos “corriente” y “no corriente” son sinónimos de los términos “a corto plazo” y “a largo plazo”, respectivamente, y se utilizan indistintamente.

No debería sorprender que la diversidad de actividades incluidas entre las empresas cotizadas en bolsa se refleje en las presentaciones de cuentas del balance general. Los balances generales de empresas de servicios públicos, bancos, compañías de seguros, firmas de corretaje y banca de inversión, y otros negocios especializados son significativamente diferentes en la presentación de cuentas en comparación con las discusiones generales en la literatura de inversión. En estos casos, el inversor tendrá que hacer concesiones y/o dejarse guiar por los expertos.

Por último, hay poca estandarización de la nomenclatura de cuentas. Por ejemplo, incluso el balance general tiene nombres alternativos como “estado de posición financiera” y “estado de situación”. Las cuentas del balance general sufren de este mismo fenómeno. Afortunadamente, los inversores tienen fácil acceso a extensos diccionarios de terminología financiera para aclarar una entrada de cuenta desconocida.

La Importancia de las Fechas

Un balance general representa la posición financiera de una empresa por un día al final de su año fiscal, por ejemplo, el último día de su período contable, que puede diferir de nuestro año calendario más familiar. Las empresas suelen elegir un período de cierre que se corresponda con un momento en el que sus actividades comerciales han alcanzado el punto más bajo en su ciclo anual, que se conoce como su año natural de negocios.

En contraste, los estados de resultados y flujos de efectivo reflejan las operaciones de una empresa durante todo su año fiscal, es decir, 365 días. Dada esta diferencia en “tiempo”, al utilizar datos del balance general (similar a una instantánea fotográfica) y los estados de resultados/flujo de efectivo (similar a una película), es más preciso, y es la práctica de los analistas, utilizar un número promedio para el monto del balance general. Esta práctica se conoce como “promediar” e implica sumar los datos de fin de año (2023 y 2024), digamos para el total de activos, y dividirlos entre dos. Este ejercicio nos proporciona una aproximación gruesa pero útil de un monto del balance general para todo el año 2024, que es lo que representa el número del estado de resultados, digamos el beneficio neto. En nuestro ejemplo, el número de activos totales al cierre del año 2024 exageraría el monto y distorsionaría la relación de rentabilidad de los activos (beneficio neto/total de activos).

La Conclusión

Dado que los estados financieros de una empresa son la base para analizar el valor de inversión de una acción, esta discusión que hemos completado debería proporcionar a los inversores una “imagen general” para desarrollar una comprensión de los conceptos básicos del balance general.