La inflación y la deflación son factores económicos que los inversionistas deben tener en cuenta al planificar y gestionar sus carteras. Estas dos tendencias son caras opuestas de la misma moneda: la inflación se define como la tasa a la cual los precios de bienes y servicios están subiendo; mientras que la deflación es una medida de la caída general de precios de bienes y servicios. Independientemente de cuál sea la tendencia en movimiento, los pasos que los inversionistas pueden tomar para proteger sus activos son claros, aunque la economía puede moverse rápidamente de una a la otra, lo que dificulta discernir los pasos adecuados.
Qué Esperar en Tiempos de Inflación
Con el tiempo, los precios tienden a subir, desde una barra de pan hasta un corte de cabello o una casa. Cuando esas alzas se vuelven excesivas, los consumidores e inversores pueden enfrentar dificultades porque su poder adquisitivo estará disminuyendo rápidamente. Un claro ejemplo de inflación creciente ocurrió en Estados Unidos en la década de los 70.
La protección de tu cartera contra la inflación es crucial. Varias estrategias populares existen para proteger tus inversiones de los estragos de la inflación. En primer lugar, el mercado de valores. La “estanflación” de los 70 a un lado, los precios en alza suelen ser buenas noticias para las acciones. Las acciones de crecimiento crecen junto con una economía inflacionaria.
Para los inversores de renta fija que buscan un flujo de ingresos que se mantenga al ritmo de los precios en alza, los Valores del Tesoro Protegidos contra la Inflación (TIPS) son una opción común. Estos bonos emitidos por el gobierno vienen con una garantía de que su valor nominal aumentará con la inflación, según se mide por el Índice de Precios al Consumidor, mientras que su tasa de interés permanecerá fija.
Qué Esperar en Tiempos de Deflación
La deflación es menos común que la inflación pero puede reflejar una sobreproducción de bienes o servicios en el mercado. También ocurre cuando un nivel menor de demanda en la economía lleva a una caída excesiva en los precios. Periodos de alto desempleo y depresión económica a menudo coinciden con la deflación. El caso de Japón durante su “década perdida” destaca los estragos de la deflación.
La protección de tu cartera contra la deflación implica un enfoque defensivo al favorecer los bonos y ciertas acciones. Los bonos de alta calidad tienden a comportarse mejor que las acciones durante periodos de deflación, lo cual favorece la popularidad de la deuda emitida por el gobierno y los bonos corporativos con calificación AAA.
Planificación para Ambos Escenarios
A veces es difícil saber si la inflación o la deflación representan una amenaza mayor. Cuando no puedes discernir qué hacer, planifica para ambos escenarios. Una cartera diversificada que incluya inversiones que prosperen durante periodos inflacionarios y otras que florezcan durante periodos deflacionarios puede proporcionar una medida de protección, independientemente de lo que suceda en la economía.
La diversificación es clave cuando no deseas intentar sincronizar adecuadamente el ciclo de inflación/deflación. Las compañías de alta calidad tienden a tener la fortaleza para resistir la deflación y también pagan dividendos, lo que ayuda cuando la inflación sube a tal punto que las valoraciones se estancan.
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