En el mundo de las inversiones, existen dos estrategias principales que los inversores pueden utilizar para obtener un rendimiento en sus cuentas de inversión: la gestión de cartera activa y la gestión de cartera pasiva. Como su nombre lo sugiere, la gestión de cartera activa generalmente implica operaciones más frecuentes que la gestión pasiva.

¿Qué es la Gestión de Cartera Activa?

La gestión de cartera activa tiene como objetivo superar el mercado en comparación con un índice específico como el Índice S&P 500. Los inversores que siguen una estrategia de gestión de cartera activa compran y venden acciones con la intención de obtener un rendimiento superior al del mercado.

Los fondos de inversión gestionados activamente tienen un gestor de cartera individual o un equipo de gestores que toman decisiones de inversión para el fondo. Estos gestores siguen las tendencias del mercado, los cambios en la economía, y otros factores que pueden afectar a las empresas específicas. Utilizan esta información para cronometrar la compra o venta de activos.

Los defensores de la gestión activa afirman que estos procesos pueden resultar en rendimientos más altos que los que se pueden lograr simplemente copiando las acciones listadas en un índice. Sin embargo, la gestión activa implica mayores riesgos y tarifas más altas que la gestión pasiva.

¿Qué es la Gestión de Cartera Pasiva?

La gestión de cartera pasiva, también conocida como gestión de fondos indexados, replica las tenencias de inversión de un índice específico para lograr resultados similares. En lugar de intentar superar el mercado, los gestores de cartera pasiva compran solo las acciones que figuran en un índice y las venden solo cuando se eliminan del índice o su peso se reduce.

El propósito de la gestión de cartera pasiva es generar un rendimiento que sea igual al del índice elegido. Esta estrategia no implica un equipo de gestión tomando decisiones de inversión, lo que suele resultar en tarifas de gestión más bajas en comparación con la gestión activa.

¿Por qué es importante esta Distinción?

La elección entre la gestión activa y pasiva es fundamental para los inversores, ya que determinará su enfoque de inversión, los riesgos que están dispuestos a asumir y las tarifas que pagarán. Mientras que la gestión activa busca superar el mercado con una inversión más activa y riesgosa, la gestión pasiva se enfoca en igualar el rendimiento del mercado con una estrategia más conservadora y de menor costo.

¿Puedo Crear mi propio Fondo de Acciones Gestionado Pasivamente?

Crear y mantener un portafolio que imite el rendimiento de un índice como el S&P 500 requeriría una gran inversión y esfuerzo. Por esta razón, existen fondos indexados pasivamente gestionados que pueden simplificar este proceso para los inversores. Estos fondos utilizan el dinero de los inversores para replicar un índice específico, ofreciendo una forma más accesible de inversión diversificada.

¿Cómo Puedo Diversificar mi Portafolio Gestionado Pasivamente?

Existen una amplia variedad de fondos gestionados pasivamente para elegir, desde fondos que siguen el Índice S&P 500 hasta aquellos que replican otros índices importantes en diversas industrias. La selección cuidadosa de estos fondos puede ayudar a construir un portafolio diversificado que refleje diferentes segmentos del mercado.

¿Por qué Elegir un Fondo Gestionado Activamente?

Algunos inversores prefieren los fondos gestionados activamente debido a su potencial de superar a un índice de referencia como el Índice S&P 500. Si bien no todos los fondos activos logran este objetivo, algunos obtienen rendimientos significativamente más altos que el mercado en momentos favorables.

En última instancia, la elección entre la gestión activa y pasiva depende de las metas y preferencias individuales de cada inversor. Ambas estrategias tienen sus propias ventajas y desventajas, y es importante considerar cuidadosamente la estrategia más adecuada en función de sus objetivos financieros y tolerancia al riesgo.