En este artículo, analizaremos la diferencia entre una Oferta Pública Inicial (OPI) y mantenerse como empresa privada, centrándonos en por qué las empresas eligen una u otra opción, cómo se lleva a cabo el proceso y la importancia de esta decisión en el panorama financiero.
¿Qué es una OPI?
Una Oferta Pública Inicial es el proceso que una empresa privada debe atravesar para vender acciones a inversores en un mercado de valores, lo que pone la propiedad de la compañía en manos del público. Esto permite a la empresa recaudar capital a través de la venta de acciones en el mercado público. Por otro lado, si una empresa elige mantenerse privada, la propiedad permanece en manos de propietarios privados, aunque también puede emitir acciones a accionistas.
¿Por qué es importante?
Las empresas optan por realizar una OPI por diversas razones, ya sea para recaudar capital o para mantener bajos los gastos mientras ahorran tiempo. Al convertirse en una empresa pública, se obtiene acceso a un mayor capital, lo que puede destinarse a pagar deudas, financiar investigación y desarrollo o para otros proyectos. Además, ser una empresa pública puede brindar legitimidad a la empresa, generando confianza en posibles inversores y socios comerciales.
¿Cómo se lleva a cabo el proceso?
Las empresas privadas generalmente atraviesan un periodo de crecimiento antes de decidirse a realizar una OPI. A pesar de los beneficios financieros y de legitimidad que conlleva, hay riesgos asociados con una OPI, como el costo y la complejidad del proceso. Existen requisitos significativos para tener una empresa pública y cotizar en bolsa, lo cual puede resultar costoso tanto en términos de tiempo como de recursos financieros.
“Hacerse público, incluso bajo los requisitos de presentación reducidos del Acta JOBS, puede ser un ejercicio costoso”, señala Helen Adams, ex socia gerente de Haskell & White.
¿Por qué algunas empresas deciden mantenerse privadas?
A pesar de los beneficios que conlleva una OPI, existen ventajas significativas para las empresas que eligen mantenerse privadas. Al permanecer privada, una empresa tiene mayor libertad para elegir sus inversores y retener su enfoque estratégico sin tener que cumplir con las expectativas de Wall Street. Además, evitan los riesgos asociados con ser una empresa pública, como los costos adicionales y la presión de los accionistas externos.
¿Cuál es el impacto en los inversores?
Mantenerse privado puede limitar la liquidez para los inversores existentes, ya que no pueden vender fácilmente sus acciones en un mercado público. Esto puede dificultar la venta de acciones en el mercado secundario, especialmente para empresas menos conocidas. Además, al depender de inversores privados, la empresa puede tener dificultades para obtener el financiamiento necesario si no logra atraer suficientes inversores privados interesados en el negocio.
En resumen, la decisión de una empresa de realizar una OPI o mantenerse privada implica considerar diversos factores financieros y estratégicos. Ambas opciones tienen sus ventajas y desventajas, y es crucial evaluar cuidadosamente qué enfoque es el más adecuado para el crecimiento y la sostenibilidad a largo plazo de la empresa.
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